Es viernes 31 de Mayo, llego al aeropuerto de Gran Canaria feliz o aparentemente feliz. Allí me recibe Jose con una sonrisa de oreja a oreja, me entran dudas, miedos, realmente estuve en un lugar seguro? Extrañamente Jose me trata como si fuese mi propio padre.
Llego con las ideas claras, o aparentemente claras, soy una persona activa que le gusta el ejercicio activo y es sana. Conozco a Vicky, mi profe de Yoga, también sonrisa de oreja a oreja y me pregunto, como hará para transmitir tanta luz y energía positiva.
Creo que el yoga es para la gente tranquila que no necesita mucha actividad, me da miedo además que no queme las calorías necesarias en el día pero qué equivocada estaba...
Pasan los días y empiezo a observar como algo dentro de mi cambia, ya no me encuentro ágil, ligera, en calma, viva, empiezo a ser consciente de mi cuerpo, pero ...por qué ahora si no es la primera vez que practico yoga? Fácil: unámos naturaleza + familia + yoga y obtenemos la respuesta.
Último día me despierto con la necesidad de practicar yoga, me aporta vida, pienso en seguir practicándolo todas las mañanas. Gracias Vicky por tus enseñanzas .
La caminata por la Finca de Osorio me enseña a disfrutar del camino, que las prisas no son siempre buenas, me hace recordar a mi infancia cuando quería convertirme en exploradora gracias a Jose por enseñarme a disfrutar del camino y por revivir la niña que hay en mi.
Gracias a todas las guerreras que me han acompañado en esta aventura.